Ciudad del Vaticano
“La posición de la Iglesia es proteger la vida de estas personas y ayudarlas mientras estén en nuestra tierra, todo ser humano requiere humanidad. Como saben, los centros de acogida de migrantes pertenecen a la Iglesia, por eso hay un compromiso de proteger a estas personas y, sobre todo, ayudarles a dar sentido a sus vidas”, lo dijo Monseñor Carlos Briseño, Obispo de la Diócesis de Veracruz, México, al finalizar la Misa dominical de este 19 de septiembre, en el cual pidió a las autoridades de inmigración y seguridad que no traten a los migrantes haitianos que se dirigen a los Estados Unidos como delincuentes.
En una nota, publicada por la Agencia Fides, se señala que después de la ola de emigrantes haitianos que se ha producido en los últimos días en el Estado de Veracruz, muchos de los cuales provienen de Tapachula, que se encuentra en la frontera con Guatemala, la Iglesia Católica ha pedido solidaridad y respeto por estas personas en tránsito en el territorio mexicano. Monseñor Briseño, pidió que los operativos que realiza el Instituto Nacional de Migración para interrumpir el viaje de decenas de haitianos a Estados Unidos se realicen en el marco de la ley y que sus derechos humanos sean respetados.
Asimismo, el Arzobispo de Veracruz reconoció que la mayoría de los migrantes son familias que huyen de la pobreza y los problemas de su país y, por tanto, tienen derecho a ser tratados con dignidad. El Prelado también recordó que las distintas parroquias, en la medida de lo posible, ofrecen ayuda concreta a los migrantes de diferentes nacionalidades. A estos se suman grupos de cristianos y católicos que, en nombre de la ayuda humanitaria, también les ofrecen apoyos de diversa índole, con alimentos, ropa, medicinas o refugio.
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