CIUDAD DE MÉXICO (OSV News) -- El hermano dominico Obed Cuéllar ha visto llegar diariamente a un gran número de migrantes a la ciudad fronteriza mexicana de Piedras Negras, donde planean cruzar el Río Grande hacia la vecina Eagle Pass, Texas.
Pero todavía hay espacio disponible en el refugio para migrantes gestionado por la diócesis. "Se van directamente al río", dijo a OSV News.
Se estima que 2.200 migrantes cruzaron el Río Grande -- conocido como Río Bravo en México -- en Eagle Pass en la madrugada del 18 de septiembre, uno de los mayores cruces masivos registrados, según Fox News. Es una escena que se repite en otros cruces a lo largo de las casi 2.000 de frontera entre Estados Unidos y México, a medida que los migrantes llegan en cantidades cada vez mayores, poniendo a prueba los recursos de las organizaciones de asistencia a los migrantes y de los funcionarios de la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos por igual.
La Patrulla Fronteriza estadounidense registró más de 177.000 detenciones en agosto, según The Washington Post -- lo que supone un aumento del 30% respecto a los 132.652 migrantes detenidos en julio.
Este fuerte aumento de las detenciones se produjo tras un incremento de las 99.539 detenciones que hubo en junio, el mes siguiente al fin del Título 42, la disposición de salud de la época de la pandemia que permitía la expulsión inmediata de los migrantes a México. La Patrulla Fronteriza también detuvo a un número récord de familias en agosto, según el Post.
Analistas afirman que los migrantes esperaron a ver cómo se aplicaban las nuevas normas. También afirman que el deseo de emigrar sigue siendo fuerte, y que muchas personas proceden de países como Venezuela, Nicaragua y Cuba, donde los regímenes represivos mantienen malas relaciones con Estados Unidos, lo que dificulta las deportaciones.
El hermano Cuéllar explicó que muchos migrantes llegan a la frontera con la idea de que se les dejará entrar en Estados Unidos. A algunos se les permite la entrada, con avisos para comparecer ante un tribunal. Pero muchos son devueltos a México y transportados a destinos en estados del sur, lejos de la frontera con Estados Unidos.
"Ahí empieza el calvario de muchos de ellos", dijo, añadiendo que a los expulsados de la región fronteriza se les dan 20 días para abandonar el país. "En esos 20 días, muchos de ellos vuelven a subir a la frontera".
Los gobiernos del sur de México también informan de flujos récord de personas que se desplazan hacia el norte a través de Centroamérica y hacia México.
Panamá anunció recientemente un aumento de las deportaciones y requisitos más estrictos para las visitas de corta duración después de registrar 350.000 personas que intentaron cruzar el Tapón del Darién en lo que va de 2023. Esas cifras superaron las 250.000 personas que transitaron por la espesa selva en la frontera con Colombia en 2022.
"Estas medidas de deportación son fundamentalmente no contra el flujo de Darién… Ojo, esto es contra la gente que vive en Panamá, que son irregulares", dijo a OSV NewsElías Cornejo, coordinador de servicios a migrantes del ministerio jesuita Fe y Alegría en Panamá. "El flujo del Darién no se va a ver afectado a menos que reconozcan que mucha gente se está quedando varada en Panamá".
Otros países de Centroamérica también están reportando un récord de transmigración.
Honduras registró una media mensual de 23.660 migrantes en tránsito por su territorio entre agosto de 2022 y junio de 2023, según Adam Isacson, director del programa de supervisión de defensa del grupo de expertos Washington Office on Latin America. Esa cifra se duplicó con creces a 48.971 personas en julio y superó las 63.000 personas en agosto, publicó Isacson en X, antes Twitter.
La Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados, o COMAR, informó de un aumento del 30% en las solicitudes de asilo durante los primeros ocho meses de 2023, en comparación con el mismo periodo de 2022.
Muchos de los migrantes que entran en México se quedan varados en la ciudad de Tapachula, cerca de la frontera con Guatemala, lo que los lleva a pedir documentos de viaje o solicitar asilo. Una asociación de grupos de defensa de los derechos humanos y de los migrantes afirmó en un comunicado el 29 de agosto que habían contabilizado 1.900 personas intentando solicitar asilo ante las oficinas de la COMAR en Tapachula.
"No hay vías alternas de regularización migratoria; entonces las personas se ven obligadas básicamente a solicitar refugio en México o bien a transitar por los medios que tengan y los medios que tienen son muy limitados”, dijo a OSV News Karen Pérez Martínez, coordinadora de la oficina del Servicio Jesuita a Refugiados en Tapachula.
Ella dijo que algunas personas en el sur de México pueden obtener citas para entrar a los Estados Unidos a través de la aplicación CBP One -- probablemente con la ayuda de contrabandistas -- a pesar de que sólo se puede acceder por personas al norte de la Ciudad de México. Con las citas CBP One, dijo Pérez, algunas personas obtienen permiso de los funcionarios de inmigración mexicanos para pasar por el país.
"Es fácil entrar a México, pero es difícil salir de Tapachula", dijo Pérez. "Los funcionarios de migración resuelven todo discrecionalmente".
Algunos albergues para migrantes de todo México están funcionando al límite de su capacidad.
Los albergues de Ciudad de México han hecho un llamamiento urgente de asistencia debido a la aplastante demanda. Es producto, en parte, de que algunos migrantes prefieren esperar sus citas para entrar a Estados Unidos en la capital nacional y en peligrosas ciudades fronterizas, según Margarita Núñez, coordinadora del Programa de Asuntos Migratorios de la Universidad Iberoamericana, dirigida por jesuitas.
Muchos migrantes que no pueden regresar a sus países de origen, "pero no pueden entrar a Estados Unidos", a menudo terminan también en la Ciudad de México, dijo.
Incluso con la aplicación CBP One que ofrece 1.450 citas diarias para los solicitantes de asilo, conseguir un turno puede ser un reto para los migrantes, según los defensores, lo que provoca impaciencia y desesperación.
"No está dando las respuestas que las personas necesitan en los tiempos que necesitan", dijo Núñez.
Al parecer, no es fácil disuadir a los migrantes de que intenten entrar en Estados Unidos, legalmente o no.
Las autoridades de Texas intentaron frenar la entrada de migrantes en Eagle Pass instalando una serie de boyas en el río Grande. El Departamento de Justicia de Estados Unidos ganó un juicio contra Texas y el juez ordenó que se retiraran las boyas. El gobierno de Texas apeló esa sentencia ante la Corte de Apelaciones del 5º Circuito de EE.UU., que el 7 de septiembre paralizó la orden del otro juez, permitiendo que las boyas permanezcan mientras continúa el desafío legal.
El hermano Cuéllar dijo que las boyas sólo suponían un pequeño inconveniente para los migrantes. "Sólo les hizo caminar un poco más" antes de cruzar, dijo.