MADRID (OSV News) -- Mientras España llora la muerte de más de 200 víctimas de la mayor catástrofe en tiempos de paz en décadas, los voluntarios acuden a la región de Valencia para echar una mano en las tareas de limpieza tras las inundaciones y ofrecer apoyo a la devastada comunidad.
Las parroquias locales y las instituciones culturales de la ciudad se convirtieron en centros de ayuda, almacenando suministros enviados desde toda España y asignando a los que acudían a ayudar la limpieza de calles y casas.
“La situación es diferente en cada zona y en cada pueblo. En Valencia, por ejemplo, hay poblaciones que siguen incomunicadas, sin luz, ni conexión telefónica y sin comida”, dijo el director de Cáritas Española, el padre Luis Miguel Rojo Septién, al medio católico Alfa y Omega.
“Es muy dramático”, dijo, y añadió que “la labor principal ahora mismo es la limpieza del barrizal que ha dejado la riada”.
“La prioridad de algunas Cáritas parroquiales está siendo localizar a las personas que se encontraban en situación de vulnerabilidad para conocer su situación y poder apoyarles en lo que sea necesario porque ahora su situación es todavía más compleja”, dijo el sacerdote. “También estamos ofreciendo apoyo psicológico y acompañamiento. A veces basta una mirada empática en un silencio orante para decir: lo hemos perdido todo, pero estoy aquí sufriendo contigo'“.
En la mañana del 2 de noviembre había 15.000 voluntarios de toda la región hicieron cola en la emblemática Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia, un complejo de edificios científicos y culturales, y esperaron durante horas a que se distribuyeran las tareas necesarias por los barrios y pueblos afectados.
El Papa Francisco pidió oraciones por Valencia durante su rezo del Ángelus del 3 de noviembre.
“Seguimos rezando por Valencia, y las otras comunidades de España, que sufren mucho en estos días”, dijo el Papa. “¿Qué hago yo por la gente de Valencia?”. preguntó el papa Francisco. “Qué hago yo por la gente de Valencia? ¿Rezo? ¿Ofrezco algo? Pensad en esta pregunta”, dijo.
El arzobispo de Valencia, monseñor Enrique Benavent, expresó su agradecimiento a “todas y cada una de las diócesis de España que están ofreciéndose desde que conocieron la tragedia para ayudar a todos los valencianos, presentes en su oraciones y dispuestos a ayudar en todas las necesidades”, señala la página web de la arquidiócesis.
En medio de terribles noticias de personas muertas por la inundación en sus casas, coches y garajes, incluida una en un centro comercial, el arzobispo dijo: “A todos los que sufren, que sientan en nosotros una mano amiga, una mano de hermano que sabe compadecerse y estar atentos a sus necesidades”.
“A las personas que en estos momentos se han quedado sin casa, que están sufriendo, queremos manifestarles solidaridad y cercanía de la Iglesia y en la medida de nuestras posibilidades, acompañarles y atenderles en sus necesidades”, dijo el arzobispo.
El 3 de noviembre, durante su primera visita al centro de la tragedia, una multitud de sobrevivientes enfurecidos arrojó a la pareja real española coágulos de barro dejados por las inundaciones.
Pero el rey Felipe VI y la reina Letizia siguieron caminando entre la multitud, consolando a la gente, muchos de los cuales dijeron que el barro y la ira no eran para la realeza, sino para el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, a quien las autoridades sacaron corriendo del lugar poco después de que su contingente comenzara a recorrer las calles de una de las zonas más afectadas, informó The Associated Press.
La reina rompió a llorar tras hablar con varias personas, entre ellas una mujer que lloraba en sus brazos, y cuyos vídeos se han hecho virales en las redes sociales.
El padre Salvador Pastor, párroco de Nuestra Señora de Gracia en el barrio valenciano de La Torre, dijo que incluso antes del desastre, era “un barrio trabajador con familias que viven en condiciones muy básicas, por lo que las consecuencias van a ser dramáticas, confiamos en que declaren la zona catastrófica, porque si no, los vecinos no van a poder hacer frente a esta situación tan dramática”.
La iglesia de su parroquia quedó completamente inundada por dentro con 15 metros de agua los días 28 y 29 de octubre, dejando los locales de la iglesia y la sacristía cubiertos con una gruesa capa de barro.
“La puerta del templo está colapsada por una pila de vehículos amontonados por la fuerza del agua”, dijo el sacerdote, añadiendo que las consecuencias de la inundación son simplemente “devastadoras”.
Pero el padre Pastor no pierde la esperanza, ya que su parroquia se convirtió en un centro de ayuda apenas una semana después.
La comunidad parroquial trabajó contrarreloj, organizando grupos de voluntarios para convertir el lugar en un punto estratégico de distribución de alimentos y suministros en coordinación con el ayuntamiento y los bomberos.
La iglesia se convirtió rápidamente en un circuito de mesas dispuestas con ropa de todas las tallas, abrigos, pañales, toallitas, bocadillos, leche y medicinas, informó Alfa y Omega.
Los jóvenes también se apresuraron a acudir al lugar, acompañados por sus párrocos, como 35 voluntarios de una parroquia de Getafe, que llegaron a Valencia “para estar y abrazar”.
El padre Eliert Jerez, vicario de la parroquia de Villaviciosa de Odón, dijo que el poder ir a brindar apoyo era un deseo de los jóvenes.
“Nos liamos la manta la cabeza y nos pusimos a pedir ayuda al pueblo, y la gente se ha volcado.”, declaró. “Hemos llenado varios camiones y furgonetas, ocho vehículos en total, con alimentos, herramientas, útiles de aseo, desinfectantes y bombas de agua, y llegamos la zona el domingo por la mañana”, añadió, describiendo los suministros por valor de 27.000 dólares que llevaron consigo, según informó Alfa y Omega.
Las imágenes de varios sacerdotes y religiosas con sus hábitos y sotanas manchados de barro se hicieron virales en las redes sociales durante el fin de semana del 2 y 3 de noviembre.
El padre Federico Ferrando y la hermana Fons palearon barro durante horas, acompañados por jóvenes de diferentes movimientos y parroquias. El padre Ferrando es de Paiporta y ahora es asistente de la parroquia de Valencia. “Su familia se ha salvado, aunque ha perdido todo. Pala en mano, él ha vuelto a su barrio para limpiar y consolar al que lo necesite”, decía Alfa y Omega en su reportaje.
Por su parte, el párroco de otra iglesia de Paiporta, San Jorge, el padre Gustavo Riveiro, mostró una imagen de Cristo recuperada de las instalaciones de la iglesia inundada.
“Su imagen con el rostro lleno de barro nos recuerda a los más de cien fallecidos en Paiporta, a la cantidad de desaparecidos aún no cuantificables, y a sus familias, que es la verdadera tragedia, la de las personas que han perdido la vida”, dijo el párroco. “Todo lo demás se irá recuperando cuando sea posible, y si es posible”.