CIUDAD DEL VATICANO (CNS) -- Es inaceptable que el derecho de un niño a la vida y a una infancia digna sea sacrificado a "los ídolos" del poder, el lucro, la ideología y el interés nacionalista, dijo el Papa Francisco a un grupo de expertos y líderes mundiales.
"La infancia negada es un grito silencioso que denuncia la iniquidad del sistema económico, la criminalidad de las guerras, la falta de atención médica y de escolarización", dijo en su discurso de apertura de una cumbre celebrada el 3 de febrero en el Vaticano sobre los derechos del niño.
"Estamos hoy aquí para decir que no queremos que esto se convierta en la nueva normalidad", dijo, y que estaban "aquí, todos juntos, para poner en el centro a los niños, sus derechos, sus sueños, su exigencia de futuro".
Unos 50 invitados de todo el mundo, entre ellos el ex vicepresidente de EE.UU. Al Gore, asistieron a la cumbre de líderes mundiales de un día de duración titulada "Ámalos y protégelos". Entre los invitados había premios Nobel, ministros y jefes de Estado, dirigentes de organizaciones internacionales y sin ánimo de lucro, altos cargos del Vaticano y otros expertos.
Las conversaciones se dividieron en temas de interés, como el derecho de los niños a la alimentación, la atención médica, la educación, una familia, el tiempo libre y el derecho a vivir libres de violencia y explotación.
El Papa inauguró la cumbre instando a todos a escuchar a los niños -- sus esperanzas, sueños y temores -- y a "construir un mundo mejor para los niños y, por tanto, ¡para todos!".
"Confío en que, aunando su experiencia y sus conocimientos, puedan abrir nuevas vías para ayudar y proteger a los niños cuyos derechos son pisoteados e ignorados cada día", dijo.
"Escuchar a los niños que hoy viven en la violencia, en la explotación o en la injusticia sirve para reforzar nuestro 'no’ a la guerra, a la cultura del descarte y del beneficio, en la que todo se compra y se vende sin respeto ni cuidado por la vida, especialmente por aquella pequeña e indefensa", dijo el Papa.
"En nombre de esta lógica del descarte, en la que el ser humano se convierte en todopoderoso, se sacrifica la vida naciente mediante la práctica homicida del aborto", dijo. "El aborto suprime la vida de los niños y corta la fuente de esperanza de toda la sociedad".
El Papa destacó la difícil situación de los niños que viven en el "limbo" por no haber sido inscritos al nacer y de los niños "indocumentados" en la frontera de Estados Unidos, "las primeras víctimas de ese éxodo de desesperación y esperanza de miles de personas que suben del Sur hacia Estados Unidos".
"No es aceptable lo que desgraciadamente hemos visto casi a diario en los últimos tiempos, es decir, niños que mueren bajo las bombas, sacrificados a los ídolos del poder, de la ideología y de los intereses nacionalistas", afirmó. "En realidad, nada vale la vida de un niño. Matar a los pequeños es negarles el futuro".
El arzobispo Paul Gallagher, ministro de Asuntos Exteriores del Vaticano, ahondó en su discurso en la condena del aborto por parte del Papa.
"Todos los niños, incluso antes de nacer, tienen derecho a la vida y deben ser protegidos de la discriminación por razones de sexo o salud", dijo. "Las decisiones que toman las sociedades respecto a la protección del niño en el vientre de su madre repercuten en la forma en que vemos a los niños, indicando el espacio y la importancia que estamos dispuestos a darles".
También dijo: "Todo niño debe tener derecho a una familia, a ser criado por un padre y una madre", ya que "es en el seno de la familia donde mejor se protegen y promueven los derechos y el bienestar de los niños".
Los padres también tienen derecho a "educar a sus hijos según sus propias creencias religiosas", añadió el arzobispo.
El Papa Francisco asistió a los paneles a primera hora de la mañana y tenía previsto regresar para la sesión de clausura. Estuvo presente en el discurso de la reina Rania de Jordania, quien dijo a los asistentes que "la Convención sobre los Derechos del Niño es el tratado de derechos humanos más ratificado de la historia".
"En teoría, el consenso es claro: todos los derechos para todos los niños. Sin embargo, tantos niños de todo el mundo están excluidos de esta promesa, especialmente en zonas de guerra", afirmó. "Peor aún, la gente se ha insensibilizado ante su dolor".
Los medios de comunicación difuminan escenas horribles de la guerra "para nuestra protección", dijo, y añadió que es absurdo que la "realidad vivida por un niño se considere demasiado gráfica incluso para que la vean los adultos".
A algunos niños se les niega incluso la promesa y la protección de la infancia, dijo, cuando "se les demoniza, se les envejece, se les presenta como amenazas o simplemente se les descarta como escudos humanos".
"De Palestina a Sudán, de Yemen a Myanmar y más allá, esta des-niñez crea abismos en nuestra compasión. Ahoga la urgencia en favor de la complacencia. Permite a los políticos eludir la culpa", afirmó.
Hoy en día, dijo la Reina Rania, existe "un estatus quo que considera aceptable el sufrimiento de algunos niños basándose en su nombre, su fe o la tierra en la que han nacido, donde el destino de cada niño depende de dónde se sitúe en una línea artificial entre 'nuestros' niños y 'los suyos'".
"Sin una aplicación igualitaria, los compromisos globales suenan vacíos. Porque si un derecho puede negarse voluntariamente, entonces no es un derecho en absoluto. Es un privilegio para unos pocos afortunados", afirmó. "Todos los niños tienen el mismo derecho a nuestra protección y cuidado. Sin excepciones, sin exclusiones, sin condiciones previas".