Alina Tufani-Ciudad del Vaticano
“La toma del poder por los talibanes en Afganistán representa una derrota desastrosa para Estados Unidos y los países que hasta hace poco estaban comprometidos a su lado, lo que también se aplica a Alemania”. Así lo expresa monseñor Georg Bätzing, obispo de Limburgo y presidente de la Conferencia episcopal alemana (DBK, en sus siglas en alemán) en una nota dedicada a la dramática situación del país asiático tras la toma del poder por parte de los extremistas talibanes, el pasado 15 de agosto.
“Muchas personas tienen el miedo escrito en sus rostros”, describe el prelado alemán, especialmente al referirse a las terribles escenas en el aeropuerto de Kabul asediado por personas cuya única esperanza es abandonar su tierra natal lo antes posible. Monseñor Bätzing, incluso se dice personalmente indignado por "la extensión del sufrimiento y la impotencia de aquellos a los que se les está arrebatando el futuro".
La nota publicada en el portal del episcopado subraya que la situación planteada tras la polémica invasión de hace 20 años, hoy “carcome el capital de la confianza política de los países occidentales y muchos en todo el mundo la entienden como una bancarrota moral”. Si bien se reconoce el compromiso civil-militar que luego de la invasión se ha sustentado en buenas razones políticas y humanitarias, se considera inexplicable una salida que ha puesto en peligro la vida de miles y miles de personas mientras “se apaga la llama de la esperanza” que se había alimentado .
“Independientemente de cuál bando se haya escogido, es difícil justificar el abrupto final de tal misión, cuando las consecuencias catastróficas eran previsibles”, exclama el presidente del episcopado alemán. Y añade: “!No se entrega un país a un movimiento islamista radical de probada brutalidad y arcaísmo si previamente se ha incitado a la población civil durante años a seguir un rumbo civilizador opuesto!”.
Monseñor Bätzing afirma que “un renacimiento del terrorismo islamista no es improbable”. Por ello, llama a evitar peores consecuencias, lo que incluye la evacuación de las llamadas fuerzas locales que han trabajado para los militares de las potencias extranjeras -incluida la alemana Bundeswehr (fuerzas armadas unificadas de Alemania) - y el personal de las organizaciones internacionales de ayuda. En particular, considera indispensable que la comunidad internacional acoja a quienes corren un riesgo de convertirse en víctimas del nuevo régimen talibán por encontrarse expuesto en los últimos años a una reorientación de la sociedad afgana.
La DBK subraya que especialistas en política internacional vislumbran que el derrocamiento del gobierno afgano irá acompañado de considerables movimientos migratorios de refugiados. Por lo tanto, considera esencial ayudar a los Estados de la región para acoger y cuidar a los refugiados. Pero además observa que muchos de ellos también optarán por llegar a Europa: “Es urgente profundizar y mejorar la cooperación dentro de la Unión Europea para poder acoger a quienes tienen derecho a hacerlo”.
Por último, el llamado de los obispos alemanes a cristianos, musulmanes y judíos, que “creen en el poder de la oración”, para unirse a los sufrimientos del pueblo de Afganistán y pedir a Dios su ayuda misericordiosa.
El pasado 30 de junio, tras casi dos décadas de misión, las últimas tropas alemanas dejaron Afganistán. Se trataba de poco más de mil soldados alemanes afiliados a la misión de la OTAN, que en consonancia con el anuncio del presidente estadounidense Joe Biden, programaron la retirada de unos 7 mil soldados.
La canciller alemana Angela Merkel anunció, el pasado 17 de agosto, la partida de una misión de rescate conformada por varios centenares de soldados para trasladar a puerto seguro al personal diplomático de al menos 57 empleados, y a los 88 ciudadanos alemanes refugiados en la Embajada de Alemania en Afganistán. Merkel también presentó una solicitud de aprobación al parlamento para evacuar a unos 2 mil afganos que trabajan para Alemania, "sobre todo mujeres, especialmente amenazadas, defensores de los derechos humanos y empleados de varis ONG".
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