Obispos católicos y anglicanos: los refugiados son nuestros hermanos

Vatican News

Al unísono los Obispos católicos y anglicanos de las Iglesias a lo largo del Canal de la Mancha, hicieron un llamamiento con motivo del Día Mundial del Refugiado, celebrado ayer. "Los extranjeros exiliados de su patria y presentes entre nosotros", se lee en su mensaje, "son nuestros hermanos y hermanas, seres humanos que merecen ser ayudados a encontrar un lugar donde puedan vivir con dignidad y contribuir a la sociedad civil".

Día Mundial del Refugiado: acoger para construir una comunidad

"Con tristeza", por tanto, los prelados de ambas confesiones contemplan "la falta de esperanza que impulsa a las personas con dificultades a ser explotadas por los traficantes, aumentando así los beneficios del tráfico ilegal" de seres humanos.

Pero hay signos alentadores

Sin embargo, hay signos alentadores. En la nota conjunta se recuerda a "quienes generosamente ofrecen a los refugiados apoyo financiero y material, tiempo y habilidades, refugio y alojamiento, independientemente de sus creencias religiosas".

Crear un clima de acogida

De hecho, a estas personas no les importan los "prejuicios y temores" que "impiden la creación de políticas nuevas y constructivas que vayan más allá de cerrar las fronteras y emplear más personal de seguridad". De hecho, lo que se necesita es:

“Escuchar la historia de todos, antes de que se anuncien las decisiones sobre su futuro”

De ahí el llamamiento a la oración, especialmente en los países fronterizos, para apoyar "la defensa de un mejor trato a todos los hombres, mujeres y niños vulnerables".

“Queremos animar a las personas de nuestras regiones”

Con esta afirmación concluyen los representantes católicos y anglicanos, "para crear un clima de acogida y comprensión para quienes, en otras naciones, comparten las esperanzas y necesidades de toda la humanidad".

Firman esta nota los católicos Lode Aerts, el Obispo de Brujas (Bélgica); Laurent Ulrich, el Arzobispo de Lille (Francia); Monseñor Olivier Leborgne, Obispo de Arras (Francia) y Monseñor John Wilson, Arzobispo de Southwark (Reino Unido). Los firmantes anglicanos son Robert Innes, Obispo de Gibraltar en Europa, y Rose Hudson-Wilkin, Obispo de Dover.