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“Dios no nos deja solos”: con estas palabras referidas al hermoso Mensaje del Papa Francisco para la primera Jornada Mundial de los Abuelos y de los Mayores, que nos habla de la "fidelidad de Dios" comienza el video mensaje del presidente de la Conferencia Episcopal Argentina con ocasión de la primera celebración, el próximo domingo 25 de julio, de esta Jornada Mundial, que tiene como tema: “Yo estoy contigo todos los días“.
“Es verdad que los adultos mayores venimos sufriendo mucho en esta pandemia: el aislamiento, la soledad, las dificultades para ver nietos, hijos, seres queridos” afirma el obispo de San Isidro hablando de un sufrimiento "en todos los órdenes, tal vez noches sin dormir, preocupaciones, enfermedades”.
Ante esta situación, evidencia que “el Papa nos recuerda esa fidelidad de Dios” porque “Dios no se jubila, Dios está siempre al lado nuestro y la misión nuestra es custodiar las raíces, conservar la memoria, para que los jóvenes puedan justamente arraigarse allí y desde allí poder planificar el futuro; desde la misma historia del adulto mayor”.
“La misión del adulto mayor también es anunciar el Evangelio, a esta tarea nunca renunciamos y para esta tarea siempre tenemos que mantener una hermosa frescura”, recuerda a continuación el Presidente de la CEA y constata al mismo tiempo que aunque pasen los años, “somos más jóvenes y frescos por dentro” gracias a “la fe, la esperanza y la caridad. Es lo único que nos hace cada vez más jóvenes. Al estar más cerca de Él, entonces somos más jóvenes”.
El obispo argentino llama también a cuidar mucho nuestra cultura “de este modelo de la juventud absoluta como ideal” ya que “esto hace que muchas veces los adultos no quieran crecer, no quieran ser adultos, y los jóvenes no pueden ser adultos”. Por eso, dice, “tenemos que aceptar nuestra edad, no tenemos que pensar continuamente en técnicas que nos mantengan jóvenes a todo trapo”.
Para el presidente del episcopado argentino, “los jóvenes necesitan adultos de verdad para poder crecer. Sino, - evidencia - entramos en esta contradicción, que los adultos no quieren crecer y los jóvenes no puedan”. “Para poder tener un futuro en el que los jóvenes puedan trabajar, es necesario apoyarse en los sueños de los ancianos y como dice el profeta Joel: la memoria, la custodia de las raíces y la oración, la oración que protege al mundo”.
Finalizando su mensaje para la Primera Jornada Mundial de los Abuelos y los Mayores, Monseñor Ojea pide:
“Que nosotros podamos ser conscientes de nuestra misión en esta etapa de la vida con la aceptación de nuestra edad y de todo el aporte que podemos hacer para la construcción de una humanidad nueva”
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