Sofía Lobos - Ciudad del Vaticano
"El asesinato del presidente Jovenel Moïse puede considerarse como la cumbre de una crisis de violencia extrema que amenaza la vida en Haití, lo cual nos pone en una situación de gran incertidumbre ya que todas las instituciones de nuestro Estado pasan un momento de gran fragilidad". Son las palabras del padre Miller Lamothé, director del Centro de espiritualidad de la Compañía de Jesús en Haití, quien explica a Vatican News las consecuencias desencadenadas en este país, tras el atroz asesinato del joven mandatario en un ataque a su residencia perpetrado por hombres armados, el pasado 7 de julio.
08/07/2021
Ante las numerosas tensiones y discusiones surgidas desde el magnicidio, debido a que los tres poderes del Estado, (ejecutivo, legislativo y judicial) han sido claramente debilitados, el padre Lamothé lanza un llamamiento al diálogo dirigido a todos los actores políticos implicados en la ardua tarea de sacar la nación a flote, con el fin de "poder encontrar una solución verdaderamente buena para Haití".
Asimismo, el sacerdote jesuita hace hincapié en la importancia de que las organizaciones internacionales de influencia mundial unan sus voces para ayudar al pueblo haitiano a salir de la crisis:
“Nadie puede decir con exactitud qué pasará mañana ni cuál es la mejor postura para el futuro de Haití, pero todos sabemos que lo más conveniente es ayudar al pueblo a salir de la crisis y contribuir a mejorar su nivel de vida, porque estamos en una bajada al infierno, es decir, en este momento hay tanta violencia y tantas dificultades que no estamos viviendo en paz. Incluso la dignidad de la gente está amenazada”
Pobreza, corrupción, violencia e incluso un desastroso terremoto acaecido en 2010, han contribuido a que Haití siga siendo el país más pobre del continente americano. Seis de cada diez habitantes viven con menos de dos dólares al día, según la ONU.
Ante semejante panorama, la Iglesia haitiana no se cansa de trabajar en medio de tanta desolación, saliendo al encuentro de los más necesitados especialmente en los momentos de mayor inestabilidad, como lo hizo -puntualiza el padre Lamothé- apenas se conoció la noticia del asesinato de Jovenel Moïse:
“La Conferencia Episcopal publicó una nota expresando su profundo repudio por este acto odioso que los obispos condenan vehemente. Ellos también denuncian que hay una situación de enorme violencia que afecta a la mayoría de la población de Haití y hacen constar que hay muchos grupos armados y del sector político que usan la violencia como método de sobrevivencia, en defensa de sus intereses. Algo que los prelados rechazan recordando que la violencia solo engendra más violencia”
En este contexto -indica el religioso- el Episcopado haitiano destaca que una verdadera solución a esta crisis debe pasar por el diálogo, el consenso y el espíritu de compromiso. Todo ello enfocado al interés superior de la nación, "para el mayor bien común del país".
Y precisamente en este punto, el padre Lamothé se detiene para pedir solidaridad:
SU CONTRIBUCIÓN A UNA GRAN MISIÓN: APOYARNOS PARA LLEVAR LA PALABRA DEL PAPA A TODOS LOS HOGARES“Necesitamos solidaridad nacional para poder ser voz de los sin voces, para poder expresar a todo el mundo aquello que es bueno para todo el pueblo: la defensa de la vida, la defensa de la dignidad y también la búsqueda común de una solución política que pueda ayudarnos a salir adelante y encontrar el camino del desarrollo”