Sofía Lobos - Ciudad del Vaticano
La mañana del viernes 21 de mayo, el Papa Francisco recibió en audiencia en la sala Clementina del Vaticano a los embajadores acreditados ante la Santa Sede de Singapur, Zimbabue, Bangladés, Argelia, Sri Lanka, Barbados, Suecia, Finlandia y Nepal; en el marco de un encuentro en el que tuvo lugar la presentación de sus cartas credenciales.
En su discurso, el Santo Padre agradeció a los embajadores por su presencia en medio de esta actual pandemia que ha causado muchos efectos a la hora de trabajar, entre ellos, la dificultad para viajar y pidió que transmitan sus sentimientos de "estima y gratitud" a los respectivos Jefes de Estado que representan.
Asimismo, el Pontífice recordó que con la llegada del Covid-19, la crisis social y económica se ha agravado en todo el mundo.
“A nivel personal, muchos han perdido a sus seres queridos y sus medios de vida. Las familias, en particular, se enfrentan a graves dificultades económicas y a menudo carecen de una protección social adecuada”
"En este sentido- continuó Francisco- la pandemia nos ha hecho más conscientes de nuestra interdependencia como miembros de la única familia humana, así como de la necesidad de estar atentos a los pobres y desamparados entre nosotros".
20/05/2021
Para poder salir de la crisis actual, el Papa subrayó que nuestras sociedades se enfrentan al reto "de dar pasos concretos y verdaderamente valientes" con el fin de promover una "cultura del cuidado global que pueda inspirar el surgimiento de nuevas relaciones y estructuras de cooperación al servicio de la solidaridad, el respeto a la dignidad humana, la ayuda mutua y la justicia social".
Otro de los puntos destacados por el Santo Padre en su alocución fue el hecho de que "desgraciadamente la pandemia ha demostrado que la comunidad internacional experimenta una creciente dificultad, incluso incapacidad, para buscar soluciones comunes y compartidas a los problemas de nuestro mundo".
En este contexto, Francisco reflexionó sobre la necesidad de abordar problemas globales urgentes "como la migración y el cambio climático", así como las crisis humanitarias que a menudo derivan de las cuestiones anteriores:
“También pienso en la deuda económica que pesa sobre muchos países que luchan por sobrevivir, y en la «deuda ecológica» que tenemos con la propia naturaleza, así como con los pueblos y países afectados por la degradación medioambiental provocada por el hombre y la pérdida de biodiversidad. Estos problemas no son simplemente políticos o económicos; son cuestiones de justicia, una justicia que no puede seguir siendo ignorada o pospuesta. Se trata, en efecto, de un deber moral intergeneracional, porque la seriedad con la que respondamos a estas cuestiones determina el mundo que dejamos a nuestros hijos”
Igualmente, el Papa puntualizó que el trabajo de estos diplomáticos es fundamental "en el desarrollo de un consenso global capaz de responder a estos desafíos éticos a los que se enfrenta nuestra familia humana" e hizo hincapié en que la Santa Sede, a través de sus representaciones diplomáticas y de su actividad en la comunidad internacional, "apoya todos los esfuerzos para construir un mundo en el que la persona humana esté en el centro, la finanza esté al servicio del desarrollo integral y la Tierra, nuestra casa común, sea protegida y cuidada".
Finalmente, el Pontífice dirigió un pensamiento especial a lo que está ocurriendo en estos días en Tierra Santa.
"Doy gracias a Dios por la decisión de detener los enfrentamientos armados y espero que se sigan los caminos del diálogo y la paz", dijo Francisco indicando que mañana por la tarde, los Ordinarios Católicos de Tierra Santa celebrarán con sus fieles la Vigilia de Pentecostés en la Iglesia de San Esteban de Jerusalén, implorando el don de la paz:
“Aprovecho la ocasión para pedir a todos los pastores y fieles de la Iglesia católica que se unan a ellos en la oración. Que la súplica al Espíritu Santo se eleve en cada comunidad para que israelíes y palestinos encuentren el camino del diálogo y del perdón, para que sean constructores pacientes de la paz y de la justicia, abriéndose, paso a paso, a una esperanza común, a una convivencia entre hermanos”
El Papa se despidió de los embajadores deseándoles lo mejor en el desarrollo de las responsabilidades que han asumido y asegurándoles "la cooperación y la asistencia de las oficinas de la Santa Sede en el desempeño de sus funciones".