CIUDAD DEL VATICANO (CNS) -- A Dios le gusta intervenir discretamente y sin gloria, siempre dispuesto a ayudar y animar a la gente, expresó el papa Francisco.
"Y luego, si estamos atentos a estas 'señales', seremos conquistados por su amor y seremos sus discípulos", dijo a los visitantes reunidos en la Plaza de San Pedro para su discurso dominical del Ángelus el 16 de enero.
El Santo Padre reflexionó sobre el Evangelio del día (Jn 2,1-11) sobre las bodas de Caná y cómo el primero de los signos de Jesús fue transformar el agua en vino.
En el Evangelio, un "signo" es "una pista que revela el amor de Dios, que no llama la atención sobre el poder del gesto, sino sobre el amor que lo provocó", manifestó el papa. "Nos enseña algo sobre el amor de Dios, que siempre es cercano, tierno, y compasivo".
El primer signo de Jesús fue en medio de una fiesta de bodas, cuando una pareja se vio confrontada a un gran problema en el día más importante de sus vidas cuando se quedó sin vino.
Consciente del problema, María discretamente se lo hizo saber a Jesús, y "él intervino sin hacer alarde, casi sin que se notara. Todo ocurrió de una manera reservada, todo ocurrió por detrás de las escenas", cuando Jesús ordenó que se llenaran las tinajas con agua, que luego él convirtió en vino, señaló el Sumo Pontífice. "Así actúa Dios, cercano a nosotros y discreto".
"Qué hermoso es pensar que el primer signo que realizó Jesús no fue una curación extraordinaria o algo prodigioso en el templo de Jerusalén, sino una acción que respondía a una necesidad simple y concreta de gente común, un gesto doméstico", dijo el papa Francisco.
Los discípulos de Jesús también vieron la forma en que Jesús actuó, y "así comenzó a sembrarse en ellos la semilla de la fe -- es decir, creyeron que Dios, el amor de Dios, estaba presente en Jesús", acotó.
"Si estamos atentos a estos 'signos', seremos conquistados por su amor y nos convertiremos en sus discípulos", expresó el papa.
Jesús está siempre dispuesto "a ayudarnos, a levantarnos", indicó. "Dios quiere lo mejor para nosotros, quiere que seamos felices" sin segundas intenciones y sin exigir nada a los que ayuda.
Haría bien a la gente, dijo el papa, mirar hacia atrás, a todas las formas en que Dios ha intervenido de manera discreta y silenciosa en sus vidas.
Que cada uno se pregunte: ¿Cuáles son los signos que el Señor ha realizado? ¿Cuáles son los indicios de su presencia, los signos que ha realizado para demostrar que nos ama? Pensemos en ese momento difícil en el que Dios me permitió experimentar su amor, ternura, compasión, y cercanía, acotó.
"Revivamos los momentos en los que hemos experimentado su presencia y la intercesión de María", dijo, rezando para que todos "atesoremos los signos de la presencia de Dios en nuestras vidas".