Antes de rezar el Ángelus el 18 de octubre, el papa reflexionó sobre la lectura del Evangelio del día (Mateo 22: 15-21) en la cual los fariseos intentaron ponerle una trampa a Jesús con la pregunta sobre si era lícito pagar un impuesto al César, el líder del Imperio Romano, que tenía control sobre la región mediterránea."Cada uno de nosotros, por el Bautismo, está llamado a ser presencia viva en la sociedad, animándola con el Evangelio y con la savia vital del Espíritu Santo", dijo.