CIUDAD DEL VATICANO (CNS) -- Hasta los pecadores más grandes se pueden transformar en justos ante los ojos de Dios si permiten que la gracia ofrecida por la muerte y resurrección de Jesús les dé la fuerza para ser santos, dijo el papa Francisco.
La "justificación" es un regalo de Dios que " nos permite recuperar la inocencia perdida con el pecado", dijo el papa el 29 de septiembre durante su audiencia general semanal.
"Permitidme la palabra: somos santos, en la base. Pero después, con nuestra obra nos convertimos en pecadores", dijo. "Dejemos que la gracia de Cristo emerja y esa justicia, esa justificación nos dé la fuerza de ir adelante".
El papa continuó su serie de discursos sobre la Carta de San Pablo a los Gálatas mirando la proclamación del apóstol de que los creyentes son justificados por la muerte y resurrección de Cristo.
La justificación, explicó el papa Francisco, no proviene del cumplimiento de todos los mandamientos, sino que "viene antes" porque es "la iniciativa misericordiosa de Dios de ofrecer perdón".
"Y este es nuestro Dios, así tan bueno, misericordioso, paciente, lleno de misericordia, que continuamente da el perdón, continuamente. Él perdona, y la justificación es Dios que perdona desde el inicio a cada uno, en Cristo. La misericordia de Dios que nos da el perdón", dijo el papa.
Las palabras de San Pablo tienen sus raíces en su experiencia personal, explicó el papa. Después de años de estar convencido "de que en la escrupulosa observancia de los preceptos estaba la justicia", su encuentro con Cristo en el camino a Damasco le permitió "descubrir una verdad hasta ahora escondida: no somos nosotros con nuestros esfuerzos que nos volvemos justos, no: no somos nosotros; sino que es Cristo con su gracia quien nos hace justos".
"Somos justificados, somos salvos por pura gracia, no por nuestros méritos", dijo el Papa. "Somos pecadores, sí, pero vamos por el camino de la vida con esta gracia de Dios que nos justifica cada vez que pedimos perdón".
Si bien se observan los mandamientos como "esenciales" para la vida espiritual, la gracia recibida de Cristo es "fundamental" porque "nos permite amar de manera concreta".
"La justificación, si no florece con nuestras obras, estará ahí, bajo tierra, como muerta", dijo. "Está, pero nosotros debemos realizarla con nuestras obras".
El papa Francisco dijo que la justificación de un pecador es tanto un regalo de Dios como un recordatorio para los cristianos de que "la fuerza de la gracia tiene que combinarse con nuestras obras de misericordia, que somos llamados a vivir para testimoniar qué grande es el amor de Dios".
"Así, la luz de la fe nos permite reconocer cuánto es infinita la misericordia de Dios, la gracia que obra por nuestro bien", dijo el papa. "Pero la misma luz nos hace también ver la responsabilidad que se nos ha encomendado para colaborar con Dios en su obra de salvación".