CIUDAD DEL VATICANO (CNS) -- La disponibilidad del sacramento de la confesión, incluso en iglesias muy frecuentadas por turistas, presenta a la Iglesia Católica como un espacio acogedor para el encuentro con Dios, dijo el Papa Francisco.
Con motivo del 250 aniversario de que los papas confiaran a los franciscanos conventuales las confesiones en la Basílica de San Pedro, el Papa dijo a la comunidad de sacerdotes que ejercen ese ministerio a tiempo completo que la presencia de confesores en la basílica permite a los peregrinos "encontrar al Señor de la misericordia en el sacramento de la Reconciliación".
Aunque muchos visitan la basílica para fortalecer su "fe y su comunión con la Iglesia", la mayoría, dijo el 24 de octubre, vienen como turistas "atraídos por la belleza, la historia, la fascinación por el arte".
"Pero en todos existe, consciente o inconscientemente, una única y gran búsqueda: la búsqueda de Dios, Belleza y Bondad eterna, cuyo anhelo reside y palpita en cada corazón de hombre y de mujer que vive en este mundo", dijo el Papa.
Incluso para las personas de otras religiones y las que no profesan religión alguna, la presencia de sacerdotes confesando "les da el testimonio de que la Iglesia los acoge ante todo como comunidad de salvados, de perdonados, que creen, esperan y aman iluminados y sostenidos por la ternura de Dios".
El Papa Francisco dijo que, para ser confesores eficaces, los sacerdotes deben cultivar la humildad y convertirse ellos mismos en "penitentes en busca de perdón, difundiendo bajo las bóvedas imponentes de la Basílica Vaticana el perfume de una oración humilde, que implora e impetra piedad".
El Papa también instó a los confesores a escuchar profundamente a los penitentes, lo que implica no sólo escuchar sus palabras "sino ante todo acoger sus palabras como don de Dios para la propia conversión".
"Pero, por favor, no hacer de psiquiatras, cuanto menos hables mejor es", dijo. "Escucha, consuela y perdona. Tú estás ahí para perdonar".
El Papa Francisco pidió a los confesores que sean "dispensadores del perdón de Dios", sacerdotes que sean "’hombres de misericordia’, hombres alegres, generosos, dispuestos a comprender y a consolar con las palabras y las actitudes".
Un confesor, dijo el Papa, "tiene una única medicina para derramar sobre las llagas de los hermanos: la misericordia de Dios".
También les instó a guardar en sus corazones las palabras de San Leopoldo Mandic, un sacerdote franciscano de principios del siglo XX de quien se decía que pasaba regularmente entre 12 y 15 horas en el confesionario: "¿Por qué deberíamos humillar más a las almas que vienen a postrarse a nuestros pies?"
"Perdonar siempre, todo y sin preguntar muchas cosas", dijo el Papa Francisco, añadiendo que, si un confesor no entiende cómo perdonar a alguien, "Dios entiende, tú sigue adelante. Que sientan la misericordia".