Massimiliano Menichetti
El Papa se prepara para emprender su 34º viaje apostólico: clausurará el Congreso Eucarístico en Budapest y luego visitará Eslovaquia. Hay una gran expectación por la llegada del Sucesor de Pedro. Una doble visita apostólica -reitera el Secretario de Estado vaticano, el cardenal Pietro Parolin- que el mismo Papa anunció a su regreso de Irak y que nació del deseo y la oración. La peregrinación al Santuario Nacional de Šaštin -subrayó- será una "peregrinación que tiene lugar después de la intervención quirúrgica a la que se sometió el Papa, por lo tanto, en cierto sentido también para agradecer a la Virgen el éxito de esta operación":
R. - Durante la entrevista a su regreso de Irak, el mismo Papa anunció un poco este deseo suyo, su intención que -como sucede a menudo con los viajes- nació, según él, de la oración: el deseo, la intención de ir a presidir la misa de clausura del Congreso Eucarístico Internacional de Budapest, que ya había sido aplazado a causa del Covid, y luego justamente, dada la cercanía, ir a Eslovaquia y visitar el país.
El arzobispo de Budapest, el cardenal Erdö, reiteró que Hungría necesita la luz de la fe para sentir y profundizar la fraternidad con todos los pueblos. ¿Qué frutos esperan del Congreso Eucarístico?
R. - Los Congresos Eucarísticos son ocasiones de celebración, reflexión, estudio, profundización acerca del misterio de la Eucaristía, por lo que el Congreso Internacional de Budapest tiene también este objetivo. De hecho, en estos días se están desarrollando todos estos momentos, tanto de celebración como los más académicos, de profundización. El Congreso Eucarístico debe llevar entonces a una vida que sea eucarística: hace apenas unos días releí el discurso, la homilía que el Papa Francisco pronunció -fue en 2018- en Molfetta, con motivo del 25º aniversario de la muerte de Don Tonino Bello y en ese momento dijo, entre otras cosas: "En cada parroquia, en cada iglesia debería haber esta inscripción: 'Después de la misa ya no se vive más para sí mismos, se vive para los demás". Creo que éste es el sentido de lo que decía el cardenal Erdö, es decir: la Eucaristía nos sumerge en el amor de Cristo, en la vida misma de Cristo, que es un amor de dimensiones universales, y, por tanto, debe hacernos capaces de ver en cada hombre, en cada persona un hermano cuyas cargas debemos llevar.
En Eslovaquia, el Papa será acogido por una población en la que está vivo el recuerdo de los santos Cirilo y Metodio: una visita que ratifica el puente espiritual de diálogo entre Oriente y Occidente ...
R. - Ciertamente. La figura de los Santos Cirilo y Metodio ha profundamente caracterizado toda la historia de la nación eslovaca: en la propia Constitución, en el preámbulo, creo que se habla de ellos como Padres espirituales y culturales de la Nación. Y Juan Pablo II, en la Slavorum Apostoli, habla de ellos como un puente entre Oriente y Occidente. Lo que podemos recoger de estos santos -y creo que su mensaje es actual, perenne, entre otras cosas, son también Patronos de Europa, queridos por Juan Pablo II- es esta capacidad, en primer lugar, de inculturar el Evangelio. Supieron hablar a la gente de su tiempo, supieron anunciar el Evangelio en categorías accesibles para ellos, y esto es una invitación a hacer lo que nos pide el Papa Francisco cuando habla de una Iglesia en salida, de una Iglesia que debe dirigirse enteramente a la evangelización del mundo: dirigirse a la evangelización del mundo significa encontrar el lenguaje adecuado para que el mundo pueda recibir el anuncio del Evangelio. Por lo tanto, por una parte, esta inculturación, este impulso misionero, y por otra parte también el hecho de saber insertar esta diversidad de espiritualidad, de formas expresivas de la espiritualidad, de cultura de la lengua también en la unidad católica que se convierte así en una unidad sinfónica y no uniforme.
Un programa de viaje apretado, que incluye el encuentro con la comunidad gitana, una muestra de la atención del Papa a esta realidad...
R. - Me parece que este encuentro está en continuidad con el encuentro que el Papa tuvo en Rumanía hace dos años con la comunidad gitana, donde expresó desde lo más profundo de su corazón todo el dolor por el sufrimiento al que esta comunidad había sido sometida, que esta comunidad había tenido que soportar a lo largo del tiempo: esta participación fuerte del Papa en el dolor de la gente, y por tanto también la petición de perdón por la responsabilidad que hayamos podido tener -la Iglesia o los hombres de la Iglesia- en esta situación. Y al mismo tiempo también se convierte, por un lado, en atención a esta población, por lo tanto, en respeto, pero también en aprecio por los valores que expresan -y son muchos: desde el valor de la familia hasta el valor de la solidaridad, la hospitalidad, el cuidado de los ancianos, etc.- y, por otro lado, en el esfuerzo que se está haciendo para integrarlos plenamente en la sociedad.
El Papa presidirá la misa en el Santuario Nacional de Šaštin en la fiesta de Nuestra Señora de los Siete Dolores, Patrona de Eslovaquia. Una etapa a la que el Papa no quiso renunciar...
R. - Ciertamente, y en cierto modo, alargó su viaje para participar en esta fiesta popular de gran devoción a la Patrona de Eslovaquia. Creo que, por una parte, es una muestra de la gran consideración que el Papa ha tenido siempre con la religiosidad popular, con la piedad popular, pero sobre todo con la devoción a la Virgen, que ha vivido directamente en América Latina, en Argentina, en todos los países de ese continente, pero que también está fuertemente arraigada en Europa. Este Santuario de Šaštin es un ejemplo de lo importante que es la devoción a la Virgen para la vida de fe de un pueblo, de una comunidad. Al mismo tiempo, quisiera subrayar también el hecho de que esta peregrinación tiene lugar después de la intervención quirúrgica del Papa, por lo que, en cierto sentido, es también una forma de agradecer a la Virgen, ciertamente, por el éxito de esta operación, pero también para encomendarle a Ella a todos los que se encuentran en situaciones de fragilidad, de vulnerabilidad, de sufrimiento, incluso físico, como el que ha pasado él en este período, sobre todo teniendo en cuenta la situación, la contingencia de la pandemia que, por desgracia, sigue causando dolor en muchos países.
Eminencia, ¿con qué espíritu parte el Papa?
R. - Lo dijo él mismo, el domingo pasado, en el post-Angelus del 5 de septiembre. Dijo: "Deseo...", es decir, hay un gran deseo de encontrarse con estos fieles, de encontrarse con estas Iglesias, teniendo en cuenta que los viajes apostólicos se han reducido a causa del Covid, el Papa siente la necesidad, precisamente, de retomar intensamente esta forma de ejercicio de su ministerio petrino y esta posibilidad de contacto con la gente que caracteriza su estilo y su forma de ser.
SU CONTRIBUCIÓN A UNA GRAN MISIÓN: APOYARNOS PARA LLEVAR LA PALABRA DEL PAPA A TODOS LOS HOGARES