Ciudad del Vaticano
Santa Rosa de Lima, patrona de Perú, pero también de América y Filipinas, fue la primera mujer declarada santa en todo el continente americano. En su Solemnidad, ayer 30 de septiembre, Monseñor Carlos Castillo, arzobispo de Lima y Primado del Perú, presidió la Celebración Eucarística en la que participó el presidente de la República, Don Pedro Castillo Terrones, las principales autoridades políticas del país, así como autoridades de la Policía Nacional, Fuerzas Armadas y Enfermeras.
La Solemnidad de la Patrona del Perú coincide con el día en el que se festeja el día de la Policía Nacional y de las Enfermeras y con el Bicentenario de la Independencia. En su homilía, Monseñor Carlos Castillo, aseguró que Rosa realizó su vocación evangelizadora en favor de la unidad de todos los que nacimos y vivimos en este rincón del mundo llamado Perú: “Quería que el Perú fuera una partecita del cielo” ha declarado.
Así mismo, explicó que lo que han ganado durante siglos de esperanza y de entrega generosa no puede destruirse: “ustedes han venido hoy para renovar el compromiso de hacer más ancha nuestra libertad y nuestra amistad social, como lo hizo toda su vida la hija del Arcabucero Mayor de Lima, por ello es Patrona de la Policía, y la enfermera de las hermanas angolesas parturientas que llevaba a su casa y alojaba para que dieran a luz dignamente, por eso es Patrona de las enfermeras”.
“Rosa – continúa – no fue una anécdota mas en nuestra historia, es un fundamento incontestable de nuestro ser nacional. Ella aporta al Perú, su fe viva en el Dios del Reino, desencadenando inmensidades de testigos, como ocurre en la infinidad de iglesias, capillas y grutas a lo largo y ancho del Perú y del mundo”. De hecho – dijo Mons. Castillo – “la opción evangélica de Santa Rosa «o Dios o el dinero» es la que hace cualquiera de ustedes que sirve sin ambiciones ni corrupción al Perú”.
Por ultimo, explicó que en Perú siempre se siente que ser santo, ser héroe, y ser mártir que sacrifica su vida es casi igual. “No existe en nuestro país la idea de héroe dominador e impositivo de fuerza arbitraria. Existe el héroe y heroína como hombre y mujer de honor y nobleza humana”. A este respecto, el arzobispo de Lima aseguró que en algo ayudó Santa Rosa a forjar esta gran intuición peruana y nacional: “Muchas veces son héroes derrotados pero dignos”. Al final de su homilía, condenó la violencia: “destruye la historia”, asegurando que es “la generosidad de la entrega amorosa” la que, cimentada, cimienta la patria y no la ambición desmedida disfrazada de ideología que induce a la violencia.
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