Alessandro Di Bussolo - Ciudad del Vaticano
La mañana del 12 de mayo se ha celebrado en el Tribunal del Estado de la Ciudad del Vaticano la décima audiencia del juicio por presuntos abusos sexuales en el que están acusados Don Gabriele Martinelli, de 28 años, y el ex rector del Preseminario San Pío X, Don Enrico Radice, que ahora tiene 71 años, ambos incardinados en la diócesis de Como, Italia.
Los acusados, ya interrogados en la sala, han negado cualquier acusación. Durante la vista, que ha durado tres horas y 20 minutos, desde las 9.35 hasta las 12.55 horas, han comparecido como testigos Felice Gallo, ex gendarme y jefe de los servicios de apoyo de la Basílica Vaticana en la época de los hechos, ocurridos entre 2006 y 2012, y los ex alumnos del preseminario Andrea Garzola, M.B., Thomas Compagnoni y Don Francesco Vicini, coetáneo de Martinelli, ordenado con él y desde 2017 vicerrector de la estructura gestionada por la "Opera Don Folci".
El primer exalumno en declarar fue Andrea Garzola, de 25 años y natural de Castelfranco Veneto, en el preseminario de 2010 a 2013, que confirmó que fue "tocado" de forma equívoca por Martinelli, entre enero y marzo de 2013, en un juego que acabaría en discusión, tras su reacción de enfado.
27/10/2020
"No volvimos a hablar, hasta el final del año", afirmó. Pero esto cae en contradicción sobre lo que K.J. (el ex alumno polaco que envió las primeras cartas anónimas de denuncia) habría contado sobre la supuesta violencia de Martinelli a L.G. (supuesta víctima, un año menor, también de Como, y que se ha constituido parte civil en el juicio).
En cambio, Garzola dijo ante el tribunal que no recordaba lo que había dicho durante la investigación. "Creo haber querido borrar muchas cosas", añadió.
Entonces se escuchó el testimonio de M.B., próximo a ordenarse sacerdote, de 28 años, alumno del preseminario durante los tres últimos años del instituto, de 2009 a 2012, compañero de estudios y amigo de L.G., al que sin embargo no ve "desde hace unos dos años". Dice que su amigo no tardó en confiarle "las atenciones sexuales de Martinelli sobre él y G.P. (otro alumno), que en su caso habrían comenzado incluso antes de mi llegada al preseminario".
Confidencias hechas "con una sensación de malestar e incomodidad". El testigo compartió la habitación con la presunta víctima durante uno o dos años, pero cuando se le preguntó si alguna vez había visto u oído a Martinelli entrar por la noche para abusar de L.G. respondió: "No, tengo el sueño pesado". Sin embargo, concluyó: "Me sigue resultando difícil pensar que mi amigo me mintiera durante tres años sólo para vengarse de Martinelli".
El Tribunal escuchó también al ex alumno Thomas Compagnoni, de 21 años, de Sondrio, quien confirmó que había ingresado en el preseminario por sugerencia de L.G. "que había tenido una buena experiencia". En el verano de 2012 (L.G. dejaría San Pío X a los pocos meses), "me aconsejó encarecidamente que fuera a Roma. Me entusiasmó tanto que, de pronto, me fui". La presunta víctima L.G. no denunció los abusos.
Por último, el actual vicerrector de San Pío X, Don Francesco Vicini, coetáneo de Martinelli, con quien compartió tanto el preseminario como el seminario (se hicieron diáconos y sacerdotes juntos), y que durante un año compartió habitación con L.G., dijo que nunca había presenciado ni oído hablar de ningún episodio de abusos hasta que llegaron las primeras cartas anónimas en julio de 2013. "Las acusaciones son quizás el resultado de un deseo de vengarse por supuestos agravios sufridos", dijo, y añadió que la supuesta víctima tenía "grandes celos" por el papel de confianza que el rector había asignado a Martinelli. "No entiendo cómo L.G. ha podido volver todos los años -concluyó- a un lugar donde ahora dice haber sufrido violencia.
En la próxima audiencia, fijada para el 7 de junio a las 9:30 horas, los testigos serán Don Ambrogio Marinoni, antiguo vicerrector y ecónomo del preseminario en el momento de los hechos, otros tres sacerdotes y un laico.
La audiencia se celebrará en una nueva sala ("si está preparada para la fecha", especificó el presidente del Tribunal, Giuseppe Pignatone): se trata de una antigua sala polivalente del complejo del Museo Vaticano, con acceso independiente a las colecciones de arte. Una sala que será utilizada por el Tribunal del Vaticano para los juicios que requieran la presencia de un mayor número de personas, como es el caso de este proceso, para cumplir con las normas anti-Covid.