Por Lydia O'Kane
El Domingo del Mar, que este año se celebra el 11 de julio, es un día que nos invita a dar gracias por la vida y el trabajo de los marinos, y nos brinda la oportunidad de rezar por ellos y sus familias.
Actualmente hay unos 2 millones de marinos a bordo de buques mercantes, que transportan desde aparatos electrónicos hasta alimentos y medicinas.
Se calcula que en septiembre de 2020 había 400.000 marinos que seguían varados en sus barcos debido a las dificultades para hacer cambios de tripulación en medio de la pandemia del Covid-19.
Según la Organización Marítima Internacional (OMI), otros 400.000 "están atrapados en casa, sin poder unirse a los barcos y mantener a sus familias".
No cabe duda de que la pandemia ha tenido un grave impacto en los sectores más vulnerables, como la pesca, pero gracias al duro trabajo de los marinos, los estantes de los supermercados de todo el mundo han seguido abasteciéndose durante el brote.
Para organizaciones benéficas como Stella Maris, es una razón más para que se reconozca a los marinos como trabajadores clave y se les vacune, para que puedan continuar con su trabajo vital durante esta pandemia.
El Padre Bruno Ciceri es el Director Internacional de la red Stella Maris, con sede en el Dicasterio para la Promoción del Desarrollo Humano Integral en Roma. En una entrevista con Vatican News, describió la situación actual como "muy difícil", con algunos marinos sucumbiendo al estrés mental e incluso al suicidio.
Sobre la cuestión de la vacunación, el P. Ciceri dijo que "hubo muchos llamamientos del Secretario General de las Naciones Unidas, del Secretario también de la OMI y de la OIT, incluso el Santo Padre intervino para pedir que los marinos fueran declarados trabajadores clave".
Explicó que poder acceder a una vacuna depende en gran medida de cada país. En lugares como Bélgica y Estados Unidos, los miembros de la tripulación han podido acudir al Centro de Marinos para recibir la vacuna. Sin embargo, en otros países, poder conseguir la vacuna ha resultado mucho más difícil.
Hace unos años, en 2011 y 2012, el problema de la piratería era galopante, con cientos de buques secuestrados por su carga en zonas como el Golfo de Adén.
El P. Ciceri dijo que, aunque la situación ha mejorado desde entonces, se han registrado al menos 38 incidentes en el último año. Señaló que la piratería representa un peligro real para los marinos, especialmente en África Occidental, Nigeria, Costa de Marfil, Benín y Togo.
En otras partes del mundo, existe la amenaza de los delincuentes que, según el director del Stella Maris, abordan los buques e "intentan robar todo lo que encuentran a bordo". Y añadió que es esencial que los armadores hagan que sus buques sean lo más seguros posible.
Mientras se celebra el Domingo del Mar en todo el mundo este 11 de julio, el padre Ciceri dijo que era importante recordar que los marinos, incluso en medio de una pandemia, siguen trabajando. "Siguen navegando de un puerto a otro para entregar mercancías, para entregar también medicamentos".
Destacó que, durante los periodos de encierro, la gente experimentó lo que era vivir, a veces, en espacios confinados durante un periodo de tiempo.
Pero los marinos, subrayó el P. Ciceri, están encerrados durante la duración de sus contratos, que son de nueve meses como mínimo. También señaló que, en medio de la pandemia, ni siquiera pueden salir de sus barcos.
Merece la pena reflexionar, dijo el director internacional de Stella Maris, que el 90% de los bienes que consumimos nos llegan por cortesía de los barcos. "Así que estamos realmente en deuda con los marinos por el trabajo que realizan y por los bienes que traen para hacernos la vida más cómoda".
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