WASHINGTON (CNS) -- Después una ola de indignación internacional tras destituciones que consolidaron el poder en El Salvador en las manos de una persona, el presidente, los obispos católicos del país centroamericano expresaron preocupación e instaron a legisladores a guiar a los ciudadanos hacia un "estado realmente democrático".
Aunque hubiese causas suficientes para destituir a cinco jueces y al fiscal general de la nación, "desaprobamos la forma en que se realizaron las mencionadas destituciones", dijeron en un comunicado los obispos católicos del país, refiriéndose a seis funcionarios que fueron despedidos y reemplazados el 1 de mayo durante la primera sesión de una nueva asamblea general llena de partidarios del presidente Nayib Bukele.
Los nuevos funcionarios fueron enviados a sus despachos esa noche -un sábado- escoltados por la policía, mientras que los jueces destituidos llamaron las acciones "inconstitucionales" y dijeron que los nuevos legisladores habían "infligido un golpe al sistema de separación de poderes, que traerá graves consecuencias para nuestro país".
Los obispos apelaron a los legisladores que pusieron la crisis en acción pocas horas después de asumir sus nuevos cargos. Los instaron a " a trabajar con entusiasmo y generosidad por un nuevo El Salvador, libre de violencia, de impunidad y corrupción, pero bajo el estricto cumplimiento de la ley".
"Los obispos de El Salvador creemos que nuestro amado país reclama un cambio de rumbo, no por caminos de violencia – harto conocidos por la población – sino por caminos del diálogo, la comprensión, la solidaridad, la fraternidad, la igualdad, la libertad, el orden, la justicia y la paz", dijeron.
Los jueces habían estado en desacuerdo con Bukele y pararon algunas de sus medidas más estrictas al comienzo de la pandemia. Se dice que el fiscal general ha estado investigando la corrupción de dos funcionarios de la administración. Algunos vieron las destituciones no solo como una venganza, sino como una forma de concentrar el control político restante en manos de Bukele.
Las elecciones del 28 de febrero para elegir a nuevos diputados y alcaldes pusieron al partido Nuevas Ideas, fundado por Bukele, firmemente en el poder de la asamblea legislativa. Usaron ese poder para destituir a los opositores del presidente en el poder judicial, diciendo que era solo el comienzo.
Bukele y sus partidarios han atacado repetidamente a miembros de los dos principales partidos políticos del país que, hasta que llegó Nuevas Ideas, gobernaron El Salvador, llamándolos ladrones y lanzando insultos. Algunas de las acusaciones no son sin fundamento, ya que miembros de los dos partidos principales han participado en corrupción y robo de fondos públicos. Pero los obispos instaron a los salvadoreños a no convertir esas experiencias "en fuente de resentimientos", particularmente porque los desacuerdos políticos del pasado en el país le llevaron a una guerra.
"Estamos convencidos de que o los ciudadanos y actuales gobernantes perdonan las antiguas fallas y las corrigen; o este país estará atado y condenado a una cadena de venganzas, agresiones, resentimientos y odios que impedirán la convivencia y el pleno desarrollo de las actuales y futuras generaciones", escribieron los obispos.
La declaración salió a la luz el mismo día en que Luis Almagro, secretario general de la Organización de Estados Americanos, instó a Bukele a reconsiderar las acciones tomadas o El Salvador estaría destinado a entrar en una lista de naciones con problemas serios en el hemisferio occidental.
"El caso de El Salvador es un caso muy particular ... si el presidente actúa incorrectamente, agarraría un camino en el que ya están Nicaragua, Venezuela, Cuba y Bolivia, con poderes cooptados, persecución política... No podemos empujar que un país más vaya por ese lado", señaló Almagro.
Las Naciones Unidas, varios legisladores y diplomáticos estadounidenses, así como la vicepresidenta estadounidense Kamala Harris, Canadá y varias naciones europeas, reaccionaron rápidamente con críticas. Solo China, que ha estado mirando a El Salvador como un lugar estratégico comercial con cercanía a Estados Unidos, dijo que el país era una nación soberana y que otros no deberían interferir.
Cuando Bukele convocó a los diplomáticos a una reunión el 4 de mayo, Brendan O'Brien, encargado de negocios de la Embajada de Estados Unidos en San Salvador, no asistió.