-
March 22, 2022Tiziana Campisi - Ciudad del Vaticano
Muchos pueblos y ciudades se encuentran en estado de catástrofe humanitaria, muchos no tienen agua ni alimentos y son los sacerdotes, las monjas y los laicos los que la diócesis de Kiev-Zhytomyr ha organizado en equipos para distribuir lo necesario, en la medida en que sea posible llegar. Es la información sobre la situación en Ucrania que ha llegado a la fundación pontificia "Ayuda a la Iglesia Necesitada" (ACN por sus siglas en inglés, Aid to the Church in Need), que hasta ahora ha proporcionado ayuda de emergencia por un total de 250.000 euros. En un momento así "no podemos estar en otro sitio", afirma Monseñor Vitalii Kryvytsky, obispo de Kiev-Zhytomyr, uno de los muchos pastores de la Iglesia que se han negado a abandonar su rebaño.
La diócesis de Kiev-Zhitómir al lado los desplazados y vulnerables
"El personal diocesano también está ayudando a la evacuación de personas de lugares peligrosos", explica el padre Mateusz Adamski, responsable de la ayuda enviada por ACN, que agradece los fondos de emergencia gracias a los cuales la Iglesia apoya a las familias desplazadas y a las personas vulnerables. El sacerdote también agradece las oraciones que han llegado de todo el mundo. "Estas semanas de guerra en Ucrania han sido las más duras y trágicas de la historia moderna. Estamos convencidos de que Dios nos está ayudando a sobrevivir en estos tiempos difíciles gracias a vuestras oraciones y ayuda", declara el padre Adamski. "El peligro de perder la vida durante el servicio es real - añade - basta con pensar que el alcalde de Hostomel, que se encontraba en las afueras de Kiev, fue asesinado a tiros mientras distribuía pan y medicinas a su comunidad, según informaciones de los medios de comunicación confirmadas por la diócesis".
Los peligros
La misión humanitaria y el trabajo de los voluntarios están en peligro por el riesgo inmediato que corren las vidas, pero la diócesis sigue prestando sus servicios allí donde se necesitan. "Nosotros, como Iglesia de Cristo, estamos con nuestro pueblo en peligro, necesitado, vulnerable, asustado, herido y débil", asegura el sacerdote. Dada la gran cantidad de civiles y soldados heridos cada día, hay necesidad de donaciones de sangre, por lo que los residentes de Kiev han donado en grandes cantidades, y junto con ellos los religiosos que han permanecido en la diócesis.
