Massimiliano Menichetti
La Jornada Internacional de la Mujer 2022 no puede dejar de mirar el valor, la fuerza, el calvario soportado en Ucrania, donde las mujeres se ven obligadas a abandonar sus hogares para proteger a sus hijos. Mujeres que rezan. Mujeres que deciden estar al lado de sus maridos para resistir el avance de los tanques y la explosión de los cohetes. Mujeres amamantando entre los escombros y bajo el fuego de los morteros, mujeres rescatando, preparando comida, dando a luz vida, nuevas esperanzas, esperando horas en las fronteras. Mujeres conduciendo coches y camiones, porque el país está siendo atacado. Mujeres marchando con las pocas cosas que han reunido, en el frío y la nieve. Mujeres que pierden la vida, que son violadas, niños alcanzados por bombas y balas. ¿Quién puede aceptar todo este horror?
Fuera de Ucrania, otros recogen ayuda, trabajan en la política, en la diplomacia para encontrar soluciones, protestan en las calles, son detenidos y golpeados. Mujeres: hijas, hermanas, madres, esposas, amigas, construyendo sociedades, sosteniendo economías, aportando educación y creatividad, cuidando la Creación, protegiendo a la humanidad. Mujeres encarceladas. “Herir a una mujer es ultrajar a Dios”, dijo el Papa el 1º de enero de este año, cuando las sombras de la guerra en Europa aún no eran visibles, pero avanzaban silenciosamente, como a menudo el abuso, la violencia, contra las mujeres en el mundo. Víctimas, demasiado a menudo en silencio, de la violencia psicológica y física, niñas obligadas a contraer matrimonios concertados, obligadas a prostituirse, a trabajar, a no estudiar, asesinadas y que ven morir a sus hijos en la guerra. ¿Quién puede permanecer en silencio ante tales abominaciones?
Mujeres en lo ordinario, apoyando, ayudando y guiando, heroicas, incluso cuando lo ordinario es la destrucción. Mujeres que, en todas partes del mundo, se oponen a la lógica de la separación y la enemistad, que trabajan por la unidad.
En la historia de la Iglesia hay tantas santas, faros que han llevado la luz salvadora de Cristo en su tiempo y hoy en una Europa herida por la injusticia y el horror. Santas patronas de Europa, protectoras de este continente como: Santa Brígida, Hildegarda de Bingen, Teresa Benedicta de la Cruz y Catalina de Siena. Nuestra oración confiada en estas horas es a María, la Madre de Dios, para que cese toda violencia en Ucrania y en el mundo y todo hombre y mujer pueda vivir en paz.