Isabella Piro - Ciudad del Vaticano
No sólo beneficiarias, sino sobre todo protagonistas de su propio desarrollo y del de sus familias y sociedades: eso es lo que deben ser las mujeres. Así lo afirmó monseñor Janusz Urbańczyk, Observador Permanente de la Santa Sede ante la OSCE (Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa, con sede en Viena). Ayer y hoy, el prelado intervino, por videoconferencia, en el segundo encuentro preparatorio del 29º Foro Económico y Medioambiental del organismo, centrado en el tema "Promover la seguridad global, la estabilidad y el desarrollo sostenible en el área de la OSCE a través de la autodeterminación económica de las mujeres".
En su primer discurso, pronunciado el 10 de junio en la inauguración de los trabajos, monseñor Urbańczyk recordó que, con la pandemia del Covid-19, "se han hecho más evidentes las continuas desigualdades a las que se enfrentan las mujeres en la región de la OSCE en cuanto a la participación en el mercado laboral, el acceso a la protección social y al empleo de calidad y a tiempo completo, las diferencias salariales, con la consiguiente reducción de los ingresos y las pensiones y el aumento de la pobreza". En esencia, puntualizó el Observador Permanente, las mujeres "se han visto afectadas de forma desproporcionada por la pandemia", porque o bien están empleadas "en trabajos precarios y mal pagados", o bien trabajan "en la economía informal".
Al mismo tiempo, el prelado pidió que se "reconozca ampliamente" que el género femenino realiza "una gran cantidad de trabajo no remunerado", como "el cuidado de niños y ancianos". Y esto "no sólo contribuye al desarrollo económico de cada país", sino que sirve para "sostener los pilares fundamentales de la sociedad y de la nación", permitiendo además a los Estados ahorrar "una cantidad importante" en servicios sociales que de otro modo tendrían que garantizar. En esta línea, añadió monseñor Urbańczyk, el fortalecimiento de la autodeterminación económica de las mujeres es más necesario que nunca no sólo "para la paz y la seguridad global" que la OSCE promueve "a través de la cooperación", sino también y sobre todo para "contribuir a la construcción de la sociedad".
En su segundo discurso, pronunciado esta mañana en la sesión de clausura del encuentro, el representante del Vaticano insistió en la "urgente necesidad de que las mujeres reciban igual salario por igual trabajo; la protección de las madres trabajadoras; la equidad en la promoción profesional; la igualdad de los cónyuges en cuanto a los derechos familiares y el reconocimiento de todo lo que forma parte de los derechos y deberes de los ciudadanos en un Estado democrático". Por ello, señaló el prelado, "es importante que las mujeres sean capacitadas, alentadas y equipadas con las competencias necesarias para contribuir a la economía", en primer lugar "para ganar un salario digno y vital con el que puedan cuidar de sí mismas y de sus familias", y en segundo lugar "para permitir su mayor participación en la sociedad y en la vida política de los países a los que pertenecen".
Además, el Observador Permanente recordó la necesidad de "luchar por una auténtica y verdadera igualdad entre mujeres y hombres en la vida cotidiana, en primer lugar, en la vida familiar", para que "una creciente reciprocidad" pueda conducir cada vez más a la "desaparición de las antiguas formas de discriminación, en nombre de la igualdad de dignidad entre hombres y mujeres". "Mientras sigan existiendo desigualdades entre los sexos en cuanto a salarios, seguros y seguridad social -concluyó el prelado-, quedará mucho trabajo por hacer".
El segundo encuentro preparatorio del 29º Foro Económico y Medioambiental de la OSCE se celebró en Estocolmo (Suecia), tras el primero, que tuvo lugar en febrero en modo virtual en la plataforma Zoom. Está previsto celebrar un tercer y último encuentro en Praga los días 9 y 10 de septiembre.
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