VATICAN NEWS
Una videollamada entre el Papa Francisco y Kirill, Patriarca de Moscú y toda Rusia, para hablar, este 16 de marzo, sobre la guerra que se desenvuelve en Ucrania.
Tal como informa el director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, Matteo Bruni, durante este intercambio de conversaciones el Santo Padre, acompañado por el cardenal Kurt Koch (presidente del Consejo Pontificio para la Unidad de los Cristianos) habló del actual conflicto con el Patriarca Kirill y con el metropolita Hilarión de Volokolamsk, jefe del Departamento de Relaciones Exteriores del Patriarcado de Moscú.
El Papa agradeció al jefe de la Iglesia ortodoxa rusa este encuentro, "motivado por el deseo de indicar, como pastor de su pueblo, un camino hacia la paz, para rezar por el don de la paz y por el cese del fuego", dijo Matteo Bruni.
La Iglesia -expresaron el Papa y el Patriarca- no debe utilizar el lenguaje de la política, sino el de Jesús: "Somos pastores de un mismo pueblo santo que cree en Dios, en la Santísima Trinidad, en la Santa Madre de Dios: por eso debemos unirnos en el esfuerzo de ayudar a la paz, de ayudar a los que sufren, de buscar los caminos de la paz, de detener el fuego".
También destacaron la excepcional importancia del proceso de negociación en curso: "Quien paga la factura de la guerra es el pueblo, son los soldados rusos y la gente que está siendo bombardeada y muriendo", dijo el Papa.
"Como pastores, tenemos el deber de estar cerca y ayudar a todas las personas que sufren la guerra. Hubo un tiempo en que nuestras iglesias todavía hablaban de una guerra santa o de una guerra justa. Hoy en día, ya no podemos hablar de esta manera. Se ha desarrollado una conciencia cristiana de la importancia de la paz", añadió.
"Las iglesias están llamadas a contribuir al fortalecimiento de la paz y la justicia", coincidió Francisco con Kirill, antes de concluir su discurso diciendo:
"Las guerras son siempre injustas. Porque es el pueblo de Dios el que paga. Nuestros corazones sólo pueden llorar por los niños, por las mujeres asesinadas, por todas las víctimas de la guerra. La guerra nunca es la solución. El Espíritu que nos une nos pide, como pastores, que ayudemos a las personas que sufren a causa de la guerra".